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miércoles, enero 18, 2006

Frustración

El silencio se derrama sobre mis expectativas literarias, mi mente parece un insondable desierto de deseos, ansiosos de que al menos quede un oasis de lo que solía ser un océano de palabras atolondradas. A pesar del millar de pensamientos que sé que revolotean dentro, no encuentro la punta del ovillo, y el desgano me abraza amorosamente aunque mi verdadera voluntad sea un apuro de fomentar la creatividad olvidada. El corazón me palpita con fuerza en una añoranza de expresar algo que ignoro, y la frustración da punzadas en mi sien ante cada renglón vacío.
Solía tener tanto para decir, tantas opiniones que se apiñaban en la punta de mis dedos inquietos; cosas que parezco haber olvidado de pronto, soporíferas letras que se niegan a trabajar. Deslizo mis manos sobre el teclado en esta queja lógica y explicada, esperando que el ritmo invite a los rezagados a ponerse en pie. Y aún así, cada oración es un esfuerzo minuciosamente pensado que me hace sentir tosca y aburrida. Pensar que solía volar sobre el papel, sufriendo la ansiedad de que mi birome no fuera lo suficientemente rápida para vaciar todas las voces que murmuraban en mi cabeza; y ahora me demoro eternidades en la blanca extensión de mi letargo, sin más expresión que una oración que se repite mil veces: "Quiero escribir algo"