Pages

jueves, julio 27, 2006

Asociaciones en una tarde lenta y la mañana siguiente

En cierta epoca perdida ya en las brumas de mi pasado, una persona extranjera me dijo una vez: "great minds think alike" y consideré esa frase como algo cierto, pero ahora al parecer quizá tambien sufran los mismos males. Tal vez sea exigir demasiado de este cerebro tan encerrado y material. Entre las tareas laborales pendientes que se siguen sumando, agregare un par de nuevos mails para la tarde, y me tomo el buque un rato. Necesito cerrar los ojos y satisfacer mis deseos y ansiedades; madrugadas grises, silenciosas, con rocío y escarcha, frío seco, amaneceres lentos, horizontes abiertos. Siempre he amado el campo, el aire libre, los espacios verdes, el silencio matizado por un grito de un pájaro solitario, y como tantas otras cosas que parecen no tener sentido en mi vida, me pregunto por qué nací en medio de la ciudad. O, en todo caso, por qué palpita esta añoranza punzante en mi pecho. Me dejo llevar, internandome en místicos senderos que me lleven allí donde la noche esta poblada de estrellas y no de faroles, allí donde los pies se apoyan firmemente sobre la tierra o el pasto en vez del pavimento, pudiendo sentir la vida de gaia vibrando bajo las plantas; allí donde cada brisa trae consigo un susurro, una palabra; allí donde la existencia parece tomar consistencia e invita a meditar. Quizá algun día pueda relajar mi alocada carrera en un lugar asi y reposar mi viejo espíritu. Y no, no creo que haya algo mejor... Me asoma una sonrisa a este rostro cansado en la tarde imaginando el alivio de quien se deja caer luego de una larga larga caminata. Casi puedo ver la polvareda suspendida después de la colisión de masas.

Curiosa asociación de casualidades, lectura de noticias recientes, fantasías, planteos de una comunidad. Ah! si, y el trabajo. De cierta manera, todos esos mundo se comprenden y parecen, me llama realmente la atención aunque no pueda encontrarle un significado importante o relevante. Hoy es un día que naufraga en medio del trecho sacrificado de la semana, pero tiene sus grandes ventajas en tantos aspectos. Así como los vasos medios llenos o vacíos, un miércoles puede ser solo el tercer día del suplicio, o bien el día en el que sólo faltan dos para el descanso. En medio de la sofocante humedad que se eleva del pavimiento indiferente, el día regala un chaparrón breve para limpiar las últimas exequias de contaminación en desgana. La lluvia lava, claro que sí, limpia karmas, dolor y arrastra las lágrimas. El día ha sido duro, quizás hoy en especial porque no me levanté con la alarma sino con una molesta y convulsa tos. Media hora antes de lo planeado y ya se te van los horarios al demonio. No te vas a volver a dormir, pero esa media hora de menos te persigue todo el día. Sólo por 10 minutos mis ojos han visto otra cosa que papeles y mails de trabajo.
El golpe del granizo me trae al famoso "aqui y ahora". Nos amontonamos todos en las ventanas como si jamás hubieramos visto un cacho de hielo cayendo del cielo. Yo, por mi parte, me remonto. Allá en Córdoba granizaba mucho, o por lo menos mucho más seguido de lo que he visto granizar en los últimos años aquí, y no eran estas piedritas inocentes que veo tras los cristales, eran verdaderos misiles de agua condensada. Escucho los comentarios de mis compañeros, nos desafiamos a sacar una mano por la ventana y agarrar un guijarro helado de la lluvia de municiones. Nos reimos viendo las abolladuras en los autos y toda la hojarasca que los cubre, como si hubieran salido de un pantano. Y el granizo amaina, y volvemos a nuestros escritorios como quien termina de ver un show. Dios mio, mi mente se burla de lo ridículo que es esto de hacer un evento de algo tan natural y sencillo. Es que en lo hermético del trabajo cualquier cosa es un buen motivo, me digo, cualquier cosa.


Reincidente... Una repetición de actitud impulsiva y ajena a la cavilación, al análisis. Miro el foro entre indignada y ausente, tomo verdadera consciencia de situacion. Y si, la mayoria de la gente que allí se revuelve no hace más que jugar a los títeres en el único lugar donde son capaces de imaginar, y como no tienen otros medios de desagote de sus propias frustraciones, se arman una posición de víctima para poder atacar con impunidad. Eso me saca. Me sacan muchas cosas en realidad, soy más cabrona de lo que creía. Ayer, sin ir más lejos, le deseé una diarrea ardiente a dos personas que abusaron de mi tolerancia y ánimo de convivencia pacífica en la línea 130.
Suena el interno, suena la radio, llega un mail: me quejo, que uno no puede ni ser irresponsable en paz! Si quiero estar en el trabajo y no trabajar, quiero poder hacerlo sin interrupciones, pero claro, no se puede, porque se supone que está mal. Esta es una de mis actividades favoritas, el quejarme. Pero hay algo que también me doy cuenta; si no hubiera un trabajo que atara nuestra libertad a una rutina de practicidad, volaríamos tan alto que ya no habría forma de regresar. Y aunque estas labores nos llenen de intolerancia y desazón, son necesarias para que cumplamos nuestro deber en esta encarnación. Sea lo que sea que eso significa. Mi mente habla por si sola a veces, y aunque no la entienda, la escucho.

Momentos indicados, certeros. Pero ciertamente pocas veces indicados para nuestras necesidades o deseos, pues siempre parecen llegar muy tarde, o muy temprano cuando nos damos cuenta que lo que ahora queremos ya pasó. Pero aun tan contrarios a nuestros pedidos y espectativas, son realmente indicados en el todo que forma el marco de nuestras existencias. Me tiento muy seguido de fantasear con el "qué hubiera pasado si..." No hace mucho comencé a trazar una imaginaria ruta paralela, cuando sólo 6 unidades separaron un número que poseía de aquel, el número ganador. Pero meto conciencia y lucho contra esas tentaciones, porque al terminar mi viaje alucinado de la posibilidad, caigo deshauciada a la puerta de mis añoranzas al ver mis manos vacías y la dura respuesta del "pero no fue asi". Y regodearme en la desilución no es la sensación que quiero tener. Durante mucho tiempo viví en esas tierras ásperas y no deseo volver allí. Si, hay dolores que aun me rondan, sombras que a veces regresan cuando mi franja de defensa retrocede a causa del cansancio. De las heridas que se abrieron en mi alma algunas no han cerrado todavía, otras quizá jamás terminen de cerrar. Pero he aprendido a convivir con ellas, casi como uno aprende a convivir con un callo o una verruga. Hubo un tiempo en que mi único sonido era un canción de Pink Floyd, hasta que me cansé de andar siempre a rastras y aprendí a dividir mi esencia en niveles. Los sentimientos quedaron por debajo, y por eso por ahí, parece a veces que soy fría, distante y arpía. Parece. Porque ya no me interesa amar a todos y que todos me amen, sólo me interesa vivir mi vida y salir adelante. Primero va la mente; pero mi gordito, mis amigos y mi familia conocen los subniveles de este espíritu. Ellos saben cómo bajar las escaleras y encontrarse con todo mi mundo cursi, esponjado y rosa. Por arriba, la paso bárbaro, trabajo cuando tengo que hacerlo y me río fácil; ya no he vuelto a caer tan hondo. Solo a veces, cuando mi fuerza ya no da a basto de sus luchas y se doblega un segundo para recuperarse, vuelven las sombras, pero solo por un rato.
Las necesidades son casi infinitas, pues hay mas que abarcar que lo que se puede comprender o tocar. Hay mucho mas, tantos recovecos en el alma, tantos laberintos en la mente. Pero a veces, para ciertas cosas, soy el espíritu del resumen para no enredarme en mis innumerables teorías inconclusas. Eso en realidad lo hago solita para no terminar en un psiquiátrico.

Explorer... Bendito IE. Lo miro de reojo, reposando en mi escritorio, invitándome a hacer click. Lo analizo, discierno, evaluo, sopeso. Aun no. Aun...
Voy a salir al patio un rato a divagar entre los vientos mientras me fumo un pucho.

Siempre hay alguien escuchando.
Siempre hay alguien concediendo.
Siempre hay una oportunidad de que se cumpla un deseo.
"La esperanza es algo bueno, y las cosas buenas nunca mueren"