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martes, marzo 06, 2007

Yemas resquebrajadas

Extraño este espacio. A doce minutos del fin de la jornada laboral pude distinguir la nostalgia de esa posibilidad de expresar, aunque sea nada, aunque sea un suspiro, pero decir algo más allá de este cubículo.

Más plata es igual a más posibilidades, más posibilidades es igual a más satisfacción, y aunque uno esté cual trapo, resistir una oferta de incrementar los activos es casi imposible. Y va otra mochila para la espalda, total uno es joven, y se lo banca, con tal de no tener que llevar nada de viejo. A mis dedos no les dolía tipear cuando divagaba horas enteras en escritos que ni siquiera llegarían al blog, que flotarían inefablemente al vacío de la papelera. Lo hacían contentos creo, o quizás meditabundos, pero lo hacían con ganas y satisfacción. Hoy, mis articulaciones se quejan más de lo debido. Lo que escribo por labor no es superior a lo que digitaba por placer, pero sin duda existe el dolor de cada falange, el cansancio de cada flexión. Extraño escribir sin consecuencias. Extraño escucharme a mí misma. Flotar sin apuro, sin objetivo y sin obligación, y la sensación aterciopelada del vuelo veloz de unas yemas inspiradas sobre las teclas. Extraño este espacio, sin dudas, y las ganas de hacer otra cosa que mirar televisión.