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viernes, enero 30, 2009

Adentro

No está bueno soñar con afectos del pasado, no cuando se presentan nítidos y coherentes.

El mundo onírico los desprende de la liviandad que les da el mero recuerdo en su volatilidad, los constituye de una sustancia férrea, presente e imborrable, incluso más fuerte de lo que supo ser su verdadera entidad.

No, no es un buen sueño, te anula el día. Te convierte en una sombra reptante de evocaciones y “What If…”s. Te vuelve transparente y frágil, ausente y extraviada, ajena y débil.

Un día completo perdido por un solo descanso, ese único momento de descontrol mental.

De todas las mañanas vacías e informes, en que ignoro si he soñado o si he muerto;
De las pocas que acarrean fragmentos difusos y vagos de una fugaz consciencia del letargo;
De todas ellas, insignificantes y desprovistas, la única al año que sabe despertarme con la poco común claridad y capacidad de recordarlo todo, en detalle y completo, tuvo que ser ésta, justo ésta.

Nos afanamos en la vigilia, buscando el control, combatiendo el miedo intentando descifrar la oscuridad y lo incierto, pero más debiera acobardarnos lo que traerá esta noche el indomable caos de nuestros propios sueños.

viernes, enero 16, 2009

La Devorada

Arha. Ese es el nombre que Ursula K. Le Guin puso a un personaje de Las Tumbas de Atuan en Cuentos de Terramar. Un personaje que aún resuena en mis tímpanos aunque no tenga una voz real, que veo en la carne aunque no tenga una apariencia cierta en la existencia. Un espejo. Un reflejo al que me enfrenté con inocencia, con inconsciencia, con ignorancia. Caminé de su mano a través de las hojas, completamente indiferente a la mímica que representaba, ingenua ante la verdad frontal que me gritaba. Hasta que llegué a un corto párrafo, tan solo 5 líneas con palabras simples y nada realmente revelador, que me atravesaron de lado a lado, dejándome un momento sin aliento. Y luego, el huracán.

"Lo que estaba empezando a descubrir era el peso de la libertad. La libertad es una carga pesada, extraña y abrumadora para el espíritu que ha de llevarla. No es cómoda. No es un regalo que se recibe, sino una elección que se hace, y la elección puede ser difícil. El camino asciende hacia la luz; pero el viajero que soporta la carga acaso no llegue jamás a la meta."

El velo arrancado sin tregua, sin mayor paisaje para contemplar que los escombros resultantes. El nombre perdido, la voluntad y el deseo devorados por potestades Sin Nombre para prestar servicio al silencio y la inmutabilidad. El paralelismo es sofocante. El espíritu doblegado por el sistema, la identidad manipulada por el marketing social y la esclavitud elegida de lo previsible y libre de cargo al servir al orden establecido. Esa era mi realidad hasta que abrí los ojos, hasta que desperté. La recompensa de encontrar la verdad no es un premio, es una carga, una gesta titánica para la costumbre. Y el miedo, el terror, de actuar en consecuencia es acuciante. La expectativa del camino que asciende escabroso a mis pies, agotadora.

Pero aprieto los dientes y los puños, respiro hondo y dejo que mi pie derecho caiga firme sobre el inicio de la cuesta polvorienta. Espero que la tierra esparcida en el impacto se asiente y vuelvo a respirar hondo mientras muevo lentamente el pie izquierdo y lo dejo colisionar un poco más adelante del derecho. No hay forma rápida de recorrer esta pendiente y seguramente no exista posibilidad alguna de alcanzar alguna vez la cima. Pero acepto el peso que implica elegir, el riesgo de la libertad de decidir sola. Quiero dejar de huir, cueste lo que cueste afrontar mis errores, defectos y cobardía. Quiero recuperar mi nombre, mis convicciones, mi verdad.