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viernes, enero 01, 2010

2010, odisea espiritual

El 2009 fue un año tremendo sin lugar a dudas. Conozco muy poca gente que no haya estado inmersa en caos y desgarros. Sea porque se alinean los planetas (?) o se recalienta la tierra (¡!) o porque, cada vez más, los estímulos de lo mediático y lo masivo contra los arquetipos culturales nos están confundiendo y despojando de identidad; la realidad es que la cosa está difícil en general y hay que pelearla. Y los que nos negamos a dejar de sentir y vivir terminamos descolgados “chupando un clavo sentados sobre una calabaza”

Hablo sin autoridad alguna, solo a partir de lo que me gusta elucubrar y delirar en horas nocturnas, pero creo que estamos atravesando un período de gran cambio como raza. Las fórmulas inmemoriales de convivencia social que han pasado de generación en generación se están derrumbado y nos estamos empezando a dar cuenta que nos cayó de garpe la tarea titánica de reinventar los órdenes civiles y sociales de "la nueva era". Y así - perdidos en esta niebla donde lo viejo no nos sirve de mucho y lo nuevo es demasiado incierto para controlarlo - es como algunos se acobardan, otros se agrandan, otros se hacen los boludos, otros atacan, otros ayudan, otros construyen y otros destruyen. En realidad, son formas de reacción que siempre han existido, la diferencia ahora es que la gran mayoría lo estamos haciendo medio a los ponchazos, sin convicción y tratando de aferrarnos a algo que ya no puede sostenerlos. Por lo que no hay verdades absolutas ni juicios infalibles a lo que vemos y experimentamos. En resumen, hemos vivido mucho pero pareciera que “no aprendimos nada” y eso nos hace sentir vulnerables y amenazados.

Ante el caos, el ser humano tiende a perder claridad y convertirse en pleno instinto y esencia. Y ahí se ven las verdaderas cartas. De una manera u otra, estamos librando una batalla. No hay zombies (bleh!) ni cataclismos, ni nada físico que podamos achurar con un arma. Pero hay muchos fantasmas psicológicos y emocionales que estamos teniendo que combatir con lo que tengamos y como podamos. Y ahí yace la renovación, la reinvención de los modos y el estilo de vida, ahí se revela la "supervivencia del más fuerte", ahí está la historia épica y la posibilidad de ser un héroe: en un apocalipsis subrepticio, abstracto e intangible. Es un campo de batalla ideológico en el que estamos casi todos en pelotas, tratando de alcanzar alguna revelación que nos ayude a aprovechar el infinito torrente de opciones y realidades que nos rodea. Y en la cancha se ven los pingos, dice el dicho. Y por eso uno no para de llevarse sorpresas buenas y fieras, de parte de su entorno y de sí mismo. Porque estamos en plena inestabilidad buscando el punto de equilibrio entre más de mil estímulos.

Y pensando en esto, se me hace que el más fuerte en esta guerra imaginaria no es el que más escala, sino el que menos se pierde; el que puede mantenerse lo más íntegro posible sin quedar completamente aislado... El que logra desprenderse de la costumbre de colgarse del éxito o el descubrimiento de otro y aprende a encontrar sus propias anclas y rutas. Porque lo que la modernidad y globalización han logrado, es abrir la posibilidad de ser a un rango infinito de resultados diferentes. Y entender y aprovechar esas oportunidades – enseñados a seguir el Manual del Humano No Fracasado de nuestro tataratataratatara abuelo – es lo que más nos está costando lograr. Y ese es el camino que pretendo seguir este año, el de mis propias elecciones desprovistas de juicios y miedos. Es el más difícil, pero el más productivo a mi entender.

No le temo al esfuerzo y al cansancio, ni siquiera al desgaste. Sí a la desolación y depresión, porque son los únicos estados de los cuales es extremadamente difícil recuperarse. Y sé que puedo estar a salvo de ellos si evito la tentación de perder mi identidad o silenciar mi deseo.

Así que, desde este mini bit en el enorme ciberespacio, levanto mi copa por un 2010 a pleno pulmón, peleándola por mantenerme firme y genuina mientras me resisto de caer en la deprimente comodidad de lo convencional. Lo que probablemente haga que el nuevo año sea híper jodido y cansador, pero lleno de la satisfacción de ser fiel a mí misma y la paz mental de estar haciendo lo que puedo y de la mejor manera posible; por un futuro más mío, más honesto, más pleno y más honorable. Y eso, para mí, es una expectativa más que optimista.


Muy Feliz Año Nuevo!

2 comentarios:

Perra Latosa dijo...

Me hace muy felíz que sueltes la cuerda y dejes flotar el globo. Un año repleto de expectativas para tí. ;)

Tio Joe dijo...

Connita,

Permanece congruente. No hay que temer a lo desconocido.

Hay una traducción del Tao Te King, a cargo de Ursula K. Le Guin, que me agrada mucho (apesar de los puristas):

Hacer bien, trabajar bien y estar tranquilos / es el camino de los benditos.

Lo mejor para ti en este nuevo año. Siempre es un gusto leerte.