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miércoles, abril 14, 2010

Descenso

Esta noche desato a mis demonios. Los libero de su frágil prisión de absurdas ocupaciones permanentes, suelto las ilusorias cadenas de halagos externos y los dejo expandirse sin controles ni condiciones. Permito con calma que se alimenten de mi esperanza para recuperar fuerzas y no los detengo cuando se lanzan, vorazmente, hacia mi alma. Pues así los necesito; irrestrictos, salvajes y sin recelo, para que me guíen en el descenso a mi infierno. Sus fagocitantes espectros de asfixia conocen el camino y en sus sanguinarias obsesiones está la llave que abre la puerta hacia las tinieblas.

Dejo en el umbral mis aspiraciones prefabricadas, mis ternuras moldeadas en cartón y mis ilusiones pintadas con tiza. Me quito la capa de añoranzas tardías y dejo caer el escudo de caricias ausentes. Entrego al sombrío guardián mi túnica de metas prestadas y las sandalias de logros complacientes. Sólo conservo mi soledad como antorcha, mi dócil alma desnuda como arma y mis demonios como guía.

Sólo dedico al mundo una última contemplación silenciosa a modo de despedida. La mirada inexorable de quien deja de huirle al destino y se atreve a recorrer otra muerte que fue demasiado demorada.

Vulnerable y libre de preconceptos me interno en la oscuridad de mi misterio. Dejo que las sombras me rodeen y engullan, centímetro a centímetro, e inicio el escabroso sendero primordial que lleva al renacimiento.

2 comentarios:

Sinfonía dijo...

La vida es un poco eso. Renacer de las pequeñas muertes que sufrimos.
Ahí radica el valor justamente, en renacer.
Beso Connita (soy Moni)

Connita dijo...

Siempre es bueno emprender una nueva aventura Moni. Vos bien lo decís, qué sería de nosotros sin la posibilidad de renacer!?
Besos y gracias por estar