Pages

domingo, noviembre 19, 2006

Esas Mansas Criaturas

El apego: curiosa sensación que nos envuelve con su manto de afectos inexplicables y, a su modo, profundos. No podemos estar solos, algo dentro nuestro está programado de una manera inconsciente a que demos cariño, a alguien o a algo, pero siempre surge, aun cuando no lo planeemos.
Ayer deposité uno de mis gatos en manos de una persona ajena a mi círculo íntimo, en una casa desconocida, con ansiedad y cien mil consejos de sus cuidados. Lo único que me permitió llevar a cabo el proceso fue saber que sería bien cuidado, que recibiría cariño, y aún asi flota una sombra sobre mis ánimos.
La casa se siente extraña sin su presencia, aunque en este momento esté mi entrañable Shinji arremolinado sobre mis piernas, lamiendo de cuando en cuando mis manos. Casi como si quisiera advertirme con eso que le molesta el movimiento de los brazos que lo circundan sobre el teclado. Su ronroneo semeja la vibración de un celular sobre mi regazo, y acomoda su posición, recostando medio cuerpo sobre mi pecho, recostando su cabeza con una inclinación que le permite mirarme a lo ojos. Su mirada es suplicante, y estira su patita derecha, abriendo y cerrando su garra como hace siempre que está mimoso. Es claro en sus ojitos azules que quiere que lo mime, e incapaz de resistirme a esa ternura enorme que me inspira, sigo escribiendo con una sola mano, muy lentamente mientras con la izquierda le voy rascando la pancita y el cuello. El ronroneo aumenta, llenando la silenciosa habitación con ese arrastre constante, y su manito expresiva se abre y cierra sobre el brazo. ¿Cómo no adorarlo? Y vuelve a ser claro para mí, que a éste gato no hubiera podido entregarlo ni en un millón de años. Es como un hijo para mí, y me ha llenado de afecto y ternura por casi cuatro años. Se hace más notable la ausencia de Ash, que de estar aquí, estaría maullando alrededor de mi silla, o provocando al cómodo siamés en mi regazo para que vaya a jugar con él. Y me siento una mala persona, casi una traidora, habiendo sido capaz de entregarlo a él, sabiendo que nunca podría haber hecho lo mismo con Shinji. Ash a penas había pasado un año conmigo, y teniéndolo a Shinji como compañero de su especie, nunca fue demasiado cariñoso con los humanos. A veces me daba la sensación que su reticencia a ser mimado partía de un pacto implícito entre los dos felinos, pues aún cuando lograba tenerlo más de 10 segundos sobre mi regazo, el siamés asomaba por una puerta con una mirada furibunda, y Ash saltaba enseguida al suelo. Quizás, espero, ahora tenga la libertad de dejarse mimar por su nuevo dueño.
Shinji no parece muy afectado por la ausencia de su compañero de juegos. Le costó aceptar al nuevo integrante en un principio, y hasta pareció enojarse conmigo durante el primer mes en que aquel intruso compartía sus dominios, pues se negaba a recibir las atenciones de siempre. No se subía a mis faldas cuando estaba en la PC, ni dormía sobre mis piernas en la noche, como lo había hecho todas las noches antes de la llegada del pequeño gatito, y era indudable que me evitaba. Con el tiempo aceptó a Ash y volvió a se mimoso conmigo (aunque no en el mismo grado que antes), y aunque muchas veces se acostaban enredados y prodigándose sendos mimos, en la noche seguía durmiendo sobre mi, mientras el pequeño gatito se limitaba a apoyar una cabeza sobre mis pies cuando se subía a la cama. Para mí era obvio que habían llegado a aceptarse y quererse, y creí que a Shinji le costaría aceptar su ausencia. Sin embargo, el único cambio que noto es que está más mimoso que nunca y no se aparta un segundo de mi lado, tal como ocurría antes de que Ash llegara a nuestro hogar. Me pregunto si durante todo este año no lo habrán inundado los celos junto con una resignación de su carácter dócil. Me pregunto si puedo asirme de esta actitud para no sentirme tan mal por haber entregado al pequeño minino.
En el fondo sé que tomé la decisión correcta considerando la situación y la realidad que afronto, pero no puedo evitar evocar su presencia juguetona en la casa, y derramar algunas lágrimas frente a su patente ausencia. Sin embargo, el sentimiento más fuerte, la sensación que me abruma, tal como sucedió hace muchos años cuando tuve que dejar a mi ovejero alemán en otra ciudad, es la culpa. Algo en mí me fuerza a imaginar los pensamientos del animal regalado, su sentimiento de traición y abandono al verme alejarme para nunca volver. Y aunque mi lógica me aclare que tales cosas no pueden existir en un animal, es una sensación que no podré eliminar nunca, pues mi trato con los animales no conoce límites cerebrales. Para mi han sido amigos, hijos o hermanos, y mis puros sentimientos por ellos les otorgan el poder de sentirse defraudados con todo derecho. Aun sin el intercambio verbal, el vínculo es profundo y verdadero, quizás por su plena inocencia, más real que muchos otros vínculos con seres humanos. El entendimiento silencioso con una mansa bestia, que liga lazos espirituales más fuertes desde lo inexplicable, que el cariño racional de lo fundamentado.

Ash tendrá su espacio en mi recuerdo, junto con Kimba, aquel ovejero alemán que aún después de doce años no puedo alejar de mi corazón, y esperaré pacientemente a que el tiempo se lleve las lágrimas y la costumbre ofrezca su adaptación, aunque sepa en el fondo que no hay lógica ni tiempo que puedan remover la culpa de mi interior.

3 comentarios:

DxxDMxxT dijo...

Lamento que tengas que tomar ese camino. La verdad me conoces y sabes lo que opino. Me hubiera encantado ser quien cuide a tu mascota pero no tengo mas espacio...Se que elejiste bien y lo van a cuidar tan bien como lo harias vos. Creeme que te apoyo en la descicion que tomaste.
Besos

El de siempre que merodea por los boxes

Unknown dijo...

Duele leerte...imagino que estar en tus zapatos es mucho peor.
Hiciste lo correcto....lo que tenías que hacer. No hubo otra opción posible. Listo. Tené eso en mente.El tiempo va a hacer su trabajo con tu sentir.

Ash estará bien y será mimado y cuidado como se merece.
No le has hecho ningun daño...se va a adaptar más rápido que vos a este cambio.
Te apoyo a full....lo sabés.
Besotes.
te quiero mucho
Andrea

Connita dijo...

Gracias a ambos por su apoyo =D, pocos me pueden entender como ustedes. Y que me entiendan sendos amantes de los animales como ustedes, es un importante alivio.
Ya estoy mejor por suerte, y me han dicho que Ash está muy bien adaptado y muy mimoso con su nueva dueña. Asique se palia bien la culpa