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jueves, octubre 19, 2006

Ilusos

Pequeños retazos de sucesos que se unen en un significado, aún cuando su individual realidad explícita es totalmente ajena al resultado final. Esos hilos invisibles que mantienen al universo herméticamente seguro, sin que se caigan los componentes aquí o allá, son los que conectan cada pequeña ocurrencia aislada hacia una forma definida que se funde en revelaciones obvias. Sí, por incoherente que suene, el hecho de que se nos haya roto una taza mientras intentábamos lavarla, más una queja del jefe en el trabajo, en conjunto con una catrascada del gato, de golpe te hacen notar que un fulanito de tal en años perdidos de tu vida, marcó mucha influencia en tus pasos. ¿Qué tiene que ver con nada? Se dice uno, mientras el pensamiento va procesando esa idea que saltó de golpe, cuando flotábamos entre los restos de porcelana, reprimendas y mascotas. Pero la idea se instala, y nos damos cuenta de una relevancia nunca antes vista, y por largo rato dejamos que vaya anclando los fragmentos dispares que hacen de la cabeza un caos. Solucionamos incógnitas viejas o actuales, hasta cosas que ignorábamos, olvidadas por la urgencia de la rutina. Y agredecemos esos sucesos sencillos que nos llevaron de la mano hacia un objetivo que la casualidad parecía tener planeado hace rato.
Todo tiene razón de ser, y todo está magistralmente armado en un rompecabezas perfecto de proporciones incalculables. Y el azar... El azar no es otra cosa que nuestra incapacidad de ver el plan trazado. Nunca falla ni una tuerca, y mi apreciación camina por el filo que divide al alivio del terror.

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