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martes, marzo 16, 2010

Norte

Es fácil determinar un punto cardinal, aún si no se dispone de brújula alguna. Basta con observar la salida o puesta del sol y hacer un razonamiento básico. Distinto es imponerse una meta de vida, elegir un objetivo por el cual luchar, un futuro que valga la pena construir. Cuando tantos inicios se han desmoronado en un mismo camino llega un punto en que se pierde orientación. Se pierde la perspectiva, la determinación se esfuma en el cansancio y cualquier elección se ahoga en un mareo similar a la descompostura. Y ya no sé dónde estoy ni hacia donde voy.

De puro obstinada sigo en movimiento, pero es como un viaje hacia ningún lado. Sé que no hay meta, sé que estoy internándome en una espesura incierta y que seguramente esté perdiendo el tiempo. Pero no puedo determinar el horizonte. Intento detenerme y trazar una ruta pero mi mano se queda suspendida sobre un mapa sin formas. Adónde ir cuando no hay referencias? Qué sentido tiene dibujar líneas que no llevan a ninguna parte?

Intento empezar de nuevo. Olvidar todo lo aprendido, ignorar todo lo experimentado y preguntar con humildad e ignorancia. Muchas voces se expresan con sus conocimientos y consejos que se les hacen sabios o productivos. Ninguna propuesta se adapta a mis planos.

Tengo muchas paradas para recorrer, muchos miradores donde reposar y tanto más por hacer en tantos aspectos. Pero no tengo ningún lugar dónde llegar. Cuento con herramientas de navegación, botiquín de emergencias, guías turísticas y manuales de supervivencia. Cargo con el equipo necesario, tengo la resistencia suficiente y la energía para seguir andando. Pero no hay nortes claros ni se vislumbra un solo destino en el horizonte.

2 comentarios:

loro711 dijo...

¿Reflexiones en la soledad del espacio?

Connita dijo...

El espacio, la noche o el tiempo sin tiempo. Siempre hay un plano paralelo donde detener el pensamiento