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jueves, marzo 11, 2010

Podría...

No hay juego más irresistible y cínico que ese del "What if...". O el "que tal sí" si hiciera honor a mis raíces latinas, pero en inglés suena mejor; es como más conciso, definido y elegante. Y como una de las cosas que podría haber hecho es un traductorado de inglés, mantengo mi posición aunque se me quejen. Me gusta cómo suena "What If" casi tanto como practicarlo.

Todavía no he conocido a nadie capaz de resistir sus dedos seductores. Sí sé de varios que logran tenerlo bajo cierto control a base de mucho sudor y mordida de labios, pero aún esos colosos caen de cuando en cuando en la elucubración de lo que podría haber sido alguna vez; en otro tiempo, en otras circunstancias, en otro mundo, en otra vida.

A veces, el What If surge como un juego, el simple deseo de ejercitar la fantasía aunque sepamos que al sueño le seguirá un sabor amargo. A veces es una defensa, una artimaña de consuelo para recordarnos cuan peor podría haber sido algo, aunque éste uso sano sea el menos utilizado. La mayoría de las veces, para mí, viene en su peor forma: la autoflagelación. La investigación de todas las oportunidades no aprovechadas a raíz de una disconformidad con el desempeño de mi presente. Es que siempre siento que podría haber hecho más, que podría ser mejor, abstrayéndome selectivamente de las realidades y logros pasados. Y así, libre de la historia, vuelo hacia los caminos no tomados.

Podría haber sido Bióloga Marina de haber seguido el sueño de la infancia. Podría estar hoy en algún laboratorio de Canadá, descubriendo nuevas especies en la Antártida, estudiando la barrera de coral de Australia o salvando animalitos por el universo.

Podría haber respondido al impulso de seguir Letras y aprender a controlar la literatura; vaciar mis delirios de gurú en libros de autoayuda. Disfrutar de una vida relajada junto a un teclado en una cabaña perdida y una cuenta bancaria llena del dinero de las almas desesperadas que siguen una guía que nada entiende de las dificultades del día a día de sus seguidores.

Podría haber terminado Comunicación Social, hacer un máster en Diseño de Comunicaciones y dedicarme a la consultoría vendiendo fórmulas baratas y obvias a empresas cuadradas. Codearme con otros tantos chantas, tener un piso sobre Avenida del Libertador y hacer remo por el río frente al Hilton y la mirada de gato con botas de los trabajadores que se escapan en la hora del almuerzo.

Podría haber sacrificado mi independencia y meterme en una productora ni bien me recibí de Productora Multimedia. Bancarme el sueldo magro inicial cargando a mi vieja con todos mis gastos básicos y ascender hasta formar parte importante de la industria. Ser un nombre conocido tras las grandes producciones, vivir mis días ejecutivos con notebook y iphone como brazos, reunirme con gente importante y manejar una camioneta imponente.

Podría haber tenido mi propia casa, mi propio auto y alto poder adquisitivo. Podría haber logrado una vida de trabajo menos obrero y más verbal, con más tiempo para perder haciendo lobby o viajando a lugares importantes o exóticos. O podría haber ejercido una pasión, aislada de la gente y la realidad, enfocada a mis propias investigaciones naturales o internas. Podría, pero no pude; por diversas cuestiones que suelo olvidar con demasiada facilidad. Tuve en cambio otros logros y recompensas que suelo no saber reconocer ni recordar.

Podría haber sido otra persona, haber tenido otros amigos, otras experiencias, otras perspectivas y otras esperanzas. Y es un "podría" que no quiero. Me gusta mi gente, mi forma de ver la vida, mis esperanzas cansadas pero sinceras, mis experiencias de esfuerzo constante. Me gusta la persona que soy a pesar de mis malos momentos. Me gustan mis trastornos y caprichos y mis sueños muertos para inspirar un espíritu poético. Me gusta no conformarme aunque la búsqueda interminable me torture. Me gustan los What If que se encuentran con la única elucubración que importa: ¿qué tal si no fuera quien soy y no tuviera lo que tengo?

Y entonces, aunque sea por un momento, dejo de hostigarme y reposo la cabeza. Entonces, mientras dure la conciencia, me sonrío con serenidad y agradezco por mi vida tal cual es y mis irremplazables afectos.

2 comentarios:

Perra Latosa dijo...

Podría haberte dado un buen champú este sábado si no fuera por tu conclusión. Por mucho que disfrute de tu prosa, de tu profundidad, no quisiera que te sumerjas en ese estado en el que sólo se repara en los caminos no transitados. Yo no soy determinista, salvo en algunas cuestiones q no me han permitido otra explicación que la del destino. Pero creo honestamente que si todos esos "podría" quedaron truncos, es porque hay algo más que está esperando que enfoques tus luces hacia allí. No te lamentes por lo no hecho, sobre todo porque lo desconocés y quizá ahora estarías cavilando por no ser quién hoy sos: Alguien muy querido.

Cuando quieras te presto la trituradora, que si hay alguien que sabe descartar lo trunco es quien suscribe. =P

Connita dijo...

Hasta tus champúes son placenteros; salen con clase y beneficios colaterales ;)

Prestame la trituradora, nunca está de más hacer limpieza