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miércoles, agosto 31, 2005

Quiero ser Libre

Hay muchas cosas que no sé, aunque me afane desesperadamente en descubrirlas. Quizá es la conciencia de pensar que el que sabe puede evitar muchos tropiezos, aunque esto sea inevitablemente mentira. Pocas cosas en la vida tienen relación con el conocimiento, a veces esto solo basta como un entretenimiento temporario que nos localiza como reyes de las cosas mundanas… Y también, el conocimiento lleva a la pereza y la dejadez. O bien a la culpa que inunda el ser cuando uno solo se echa a mirar el techo y piensa que podría estar haciendo algo productivo. Una de las tantas dualidades de la vida… Como mis palabras quizá, que vienen y van sin una lógica demasiado acertada últimamente. Pequeños fragmentos de pensamientos hipotéticos que aun no han anidado en los amplios análisis de mi psiquis, y que, como siempre, manifiesto sin vergüenza, esperando algún día exponer mis errores, debilidades y discursos inconexos sin ser juzgada.
Me viene a la mente una particular frase de una película que hizo una revolución en todas mis emociones en el mes de Enero: "No hay libertad sin sacrificio"… Es cierto desde un punto, pero va mas alla del significado explícito de sus palabras, y de hecho guarda una sabiduria ancestral en sí misma. Visto desde la inmortalidad del espíritu y la eternidad vagando por el cosmos, en el fondo no hay nada que el ser realmente pueda sacrificar, pues no tiene nada y a la vez lo tiene todo. Lo único que puede ser sacrificado por una persona, es su renuncia a algo propio, sea material, mental o espiritual. Los sacrificios que pide la libertad no son un pago por sus beneficios, sino mas bien la demolición de las paredes que nos rodean. No es lógico decir "Para conseguir la libertad tenes que cortar la cadena atada a tu tobillo"?. Y resulta que esa cadena atada a tu tobillo es tu trabajo, o la facultad, o el celular, o esa camisa nueva que cuidas hasta del viento… Entonces uno piensa "tengo que sacrificar mis cosas para conseguir la libertad". Si, claramente. Con la pequeña diferencia que no es un sacrificio lo que uno hace, sino un proceso lógico de sabiduría de desprenderse de una estructura mental errada. El problema es aferrarnos a cada ladrillo y cemento que nosotros mismos vamos edificando alrededor nuestro. Nosotros construimos nuestras propias cadenas creyendo que son las que van a salvarnos del huracán de la incertidumbre. Perdimos la osadía y por ende la libertad. Si queremos ser libres, irremediablemente vamos a tener que sacrificar todas las cosas que construimos para sentirnos seguros. Y eso solo se logra luchando contra la costumbre, la razón y de cierta manera, la propia naturaleza humana. Nuestra elección es aceptar la esclavitud o aprender a ver lo efímeros que son nuestros logros económicos y sociales. Algo prácticamente imposible. La eterna lucha, una dualidad personal, otra incógnita de nuestra naturaleza y la de este mundo… Pensamiento demasiado espirituales para realidades tan crudas y tangibles, pero que uno no puede dejar de plantearse.Para mi las cosas andan bien dentro de un mundo extraño… Muchas cosas nuevas han mostrado sus rostros en mi mundo, y ahora mi camino es un espacio de fragmentos flotantes que buscan su complemento para crear bloques de lógica maciza. Buscando quien ganará la batalla de la renuncia: si los bienes o la libertad. Buscando respuestas a nuevos cuestionantes, hurgando en las profundidades de mi conciencia a ver que misterio oculto aflora. Pero mientras tanto sigo aquí, trabajando, estudiando, creando, soñando, suspirando, recordando. Como un mundo aparte que se mantiene para que mi mente pueda seguir su misión eterna de encontrar respuestas en los caminos que nadie transita…

1 comentario:

Ferzzola dijo...

La única forma de libertad que conozco es la de un naufrago en el océano. Sabe moverse por la marea, nunca se pregunta donde la próxima ola va a llevarlo y no se llena de posesiones porque sabe que, para flotar, hay que viajar ligero.

Becho