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lunes, septiembre 26, 2005

El Desparpajo del Anonimato

Llevo varios años ya en Internet; solía frecuentar los chats del IRC cuando eso de chattear se consideraba una adicción grave, y batallaba contra los prejuicios de mi familia defendiendo las bondades de ese rinconcito (que más bien parecía la fisura donde nos agolpábamos un montón de "freaks" que asemejábamos los tiempos de los radioaficionados). Después me alejé un poco de aquel "reducto de vicios innombrables", y cuando volví me asaltó la melancolía de que ya nada era igual. Había mucha gente nueva que nada aportaba al salón comunitario, y muchos que creían que la joda del chat era inventarse personajes e historias retorcidas, viendo quién se llevaba el premio de mayores engaños. Sin ánimos de bancarme esas pelotudeces, me abrí del IRC quedándome sólo con el querido ICQ y el navegador para saciar mi curiosidad. Aquellos salones de charla y contención nocturna se perdieron para siempre, y perdí la destreza de administrar más de 5 ventanas...
Volví a darle una chance al intercambio virtual (que no fuera con los que ya conocía) cuando surgieron los portales de comunidades - de esos que llenás un perfil y después limpiás tu casilla del 90% de los mensajes que son proposiciones libertinas - por aburrimiento. Me sentí bastante avergonzada al principio de participar en esos medios, pero luego continué leyendo mensajitos de puro masoquista, para incrementar mi indignación. La mentira y el engaño ya habían llegado a dimensiones poco sanas, y no podía dejar de preguntarme en profunda nostalgia, que había sido de esos intercambios confiados que creaban grupos tan lindos para reunirse los viernes en un bar. También llegué a mi límite con eso, y ya ni siquiera el ICQ usaba. Todos mis contactos habían migrado al MSN, y más allá de que ese mensajero no es de mi agrado, los viejos contactos se habían diseminado por la inconmensurable red... Para esa época (muy próxima a la actual) me limitaba a bajar algo de música y navegar por sitios de interés.
Hasta hace un año, aproximadamente, nunca me había acercado a un foro. Los había visto, sí. Pero fuera por falta de confianza en los seres incógnitos que recorrían una red accesible (ya libre de prejuicios tan marcados como antaño), o por no entender el propósito, me mantuve al margen. A principios del 2004, me registré obligada en un foro con varios quizes, en busca de una planilla de respuestas, y me sentí atraída por una sección en particular de dicho foro que abundaba de desafíos mentales como acertijos y enigmas. No había demasiados usuarios y la actitud y convivencia siempre fue buena, sin problema alguno... Quizás por eso, caí ingenuamente en otro foro mucho más grande, que me ha dado más de una úlcera.
Luego de incontables dolores de cabeza ante agresiones gratuitas, comentarios realmente estúpidos e innecesarios y peleas interminables, llegaron a mi conocimiento definiciones tales como "Flaming" y "Trolling". Y no pude sino indignarme profundamente por esa faceta tan miserable de la naturaleza humana. Suelo defender que ser humano es algo realmente especial, y que nuestra capacidad de empatía nos hace inigualables... Pero así también, tanta vileza me hace pensar muchas veces que nos merecemos un inmediato Cataclismo. Ante esta "revelación" no pude evitar preguntarme cómo era que nunca había visto tanta infamia todo junta en una realidad que muchas veces se mostró despreciable, pero jamás en tal cantidad y claridad. Y los insistentes clones de los más idiotas me trajeron la respuesta... El anonimato hace creer a los débiles y mediocres, que tienen poder sobre los demás. Sus disfraces mal cosidos les hacen creer que tienen impunidad y derechos por sobre los que no son "tan vivos como ellos". Todo su resentimiento contra esta vida que les pasa por arriba, lo liberan desde las sombras creyendo que traman un plan ilustre, inigualable. Y como estúpidas marionetas de carnaval insisten e su intriga aunque la máscara haya caído hace rato. Y molestan sin ton ni son, arman maquinaciones viles para destruir a los que les ponen la tapa, y se registran con mil clones para "hacer valer" su opinión anodina y agresiva. También están los que aún con inteligencia y cierta (pero corta) dignidad, aprovechan la careta para despacharse por diversión, o para desquitarse de sus propios tormentos personales. Y así, un foro abierto se puede convertir en un crisol de estupidez y mediocridad humana; donde los intercambios realmente valiosos se pierden entre tanta porquería. No es nuevo para mi que el ser humano sea de mala levadura, pero lo qué mas me indignó de toda la experiencia, fue el notar que cualquier persona (que en la vida diaria uno hasta podría considerar de cierto valor humano) bajo el manto del anonimato, puede convertirse en un perfecto idiota... Pero más me molesta la falta de coraje de estos particulares personajes; el saber que no actuarían de la misma manera si su verdadera identidad estuviera expuesta. Y entonces me pregunto: ¿Cuál es la verdadera naturaleza del ser humano? Si a la primera oportunidad de ser "libres" se lanzan a una sarta de acciones deplorables. ¿Cómo sería este mundo si uno no tuviera posibilidad alguna de fingir? ¿Que pasaría si en cada intercambio sólo saliera lo que verdaderamente pensamos de todo y de todos?... Creo que nos hubiéramos auto-exterminado hace muchos años, ya que con gusto exterminaría a más de uno que abusa de las "bondades" del bendito anonimato. Supongo que somos, en el fondo, una raza despreciable, pero que lo hagan notar en internet con tal descaro es lo que me pone de la gorra...

Crónica de un Loco Atormentado por la Cordura

Yo sé que sufro delirios de todo tipo, y sé que vuelo por recónditos parajes mas allá de toda realidad. Sé que sueño, si. Sueño mucho y muy seguido; me deleito en eternas historias que se hilan casi automáticamente en mi cerebro. Y me río, casi sin razones, una risa clara y sincera, a veces estruendosa, a veces dulce y gentil. Y siento las cosquillas en mi vientre y se regocijan mis labios. Y también lloro, de golpe y sin estímulos, como un mar embravecido o como un pequeño arrollo que murmura con suavidad.
A veces mis ojos bailan, como al compás de una melodía; se mueven sin órdenes y divierten a quienes miran. Mi rostro se arruga y estira en millones de expresiones, y las cuencas oculares se abren inconmensurables en un asombro divertido… Otras veces el control me abandona y mi cuerpo no es capaz de contener la energía, y aprieto los puños tratando de lograr el dominio, me tiemblan las piernas y mis mandíbulas hacen presión. En ocasiones mi voz se eleva en gritos o declaraciones, en órdenes o quejas, en reclamos sin fundamento, o en simple manifestación de libertad. Y también es costumbre que mi corazón se estremezca ante pequeñas cosas y se emocione hasta el limite de su capacidad, tal vez por un simple “te quiero” o quizá porque unos ojos fueron transparencias de un alma desnuda, o porque un ave remontó vuelo, o porque una sonrisa pasó fugaz por el rostro de un amigo… Ocurre también que ciertos días me aíslo buscando refugio para un dolor, dolor antiguo que habita en mi mundo, que no sabe qué fue su creador. Que me siento en silencio y relajo los músculos, libero mi mente buscando respuestas, y desfilan invisibles las palabras tomando lugares que me gusta asignar. Juego con las hipótesis, dándolas vuelta y esparciéndolas, armo montones y rompecabezas, indago en ellas con extremo detalle y analizo con lentitud. Y me siento satisfecha de mis aptitudes, de mi mente y mi sentir, y me subo por momentos a pedestales de altura donde soy un ser de otro mundo con una misión que cumplir; y me enorgullezco de mi fuerza y de las luchas que he ganado y me invento títulos que revistan mi transcurrir… Todo eso ocurre, y otras tantas cosas más; cosas misteriosas que no han sido definidas aún por el lenguaje, cosas secretas que la mente sabe que existen pero que no puede darles significado. Cosas que siente mi alma y recorren mi cuerpo, cosas que hablan sin palabras y que se desplazan sin movimiento. Tal vez el motor oculto de todo esto que acontece, el combustible de cada impulso de mi forma de pensar. Y me dicen “loca” y me divierte, y gustosa les doy un poco mas de lo que ven; si la cordura no me viste de vergüenza, doy mil piruetas y discursos inconexos, risas volátiles que me dan sensación de vuelo y libertad… Pero no ocurre tan seguido que pueda sentirme libre de esa presión, no es sin culpa que permito que mi cuerpo bulla en ilógica e impulsividad. Me atormenta con frecuencia la estructura y el margen de posibilidad, se mete como alimaña en mis más perfectas ilusiones y contamina los colores y sonrisas. Llega con armas poderosas el control y pisotea mis flores de magia, derriba mis castillos, mis hadas y dragones. Aparece entonces la razón con vestido majestuoso, de presencia imponente y robusta materia, y de un empellón me saca de la cumbre y apunta un dedo acusador a mis deseos de satisfacción. Me oprime el pecho con fuerza, restregándome la culpa de pensamientos de soberbia. Me carga en las espaldas el peso de su lógica y me golpea con miseria, rutina y superficialidad. Me dice que mi alma es un punto de simpleza, sólo un mero reflejo de su poderosa ala de estadística, y clama que mi espíritu no es materia de otro mundo, sino la ilusa esperanza de constituir algo más que un esclavo de lo tangible. Y pelean mis añoranzas con la monstruosa masa de mi cordura, y se ven aplastados mis mundos imposibles en una derrota deshonrosa…
Llega la calma de un momento a otro y vuelan cenizas sobre un campo carbonizado… Mientras el enemigo se aleja, mi alma seca sus lágrimas y empieza a sembrar de nuevo sus pegasos, sus castillos y cielos despejados. Mientras mi espíritu se sienta a tejer de nuevo una capa de terciopelo azul. La capa que le cubrirá cuando vuelva a considerar que es un luchador austero, que gana siempre las batallas, que es fuerte y valiente. Que ha venido de otro mundo a cumplir una misión. Y suba a los pedestales de toda la gente para recordarles como usar sus alas, para ayudarlos a pararse erguidos, e incitarlos a creer que son seres de otro mundo que cumplen una misión… Atados al precio de dejarse derrotar por la razón.

jueves, septiembre 22, 2005

Necesito Vacaciones

La tiranía del tiempo me deja desahuciada, no puedo entender como es que los días se escapan tan fugazmente. Cómo es que aquello que dejo para mañana, se convierte en un mes después... Y lo peor, es que nunca comienzo las nuevas actividades que me propongo. No puedo evitar pensar qué me quedará para entonces, cuando las tardes dejen de tener ese gustito a pseudo-libertad. Las dudas cansan mas que un día entero de trabajos físicos, y resuenan las críticas en mis salones internos. Tengo que dejar de lado estas presiones inútiles a las que me someto...
Estoy pasando una etapa extraña, en la que una parte de mi, me obliga a reconocer mi debilidad; a quitarme el disfraz de invencible y aceptar que puedo caer por estúpidas simplezas. Luego me pregunto si esto es cierto o no. No sé si mi bienestar es fuerza, indiferencia o insensibilidad... ¿Un tema para tratar en un diván? ¿Quien sabe? Supongo que uno se acostumbra, a la larga, a que esta vida este llena de incógnitas, y a ser, uno mismo, la raíz de todas las dudas... Pero mi entusiasmo y locura son mas frecuentes que las taciturnas vacilaciones, y en el fondo se que la respuesta se hará camino en mí en el momento adecuado.

Buscando un alivio de toda esta rutina hermética y polvorienta, reviso pergaminos escritos en tiempos más despreocupados, y me encuentro una dulce descripción de unas vacaciones sanadoras. Increíble como un poco de naturaleza y tiempo libre pueden sacudirte la mufa.
Hace un 1 año y pico, me fui una semanita a Bariloche. Junté con semana Santa, con esperanza de estirar ese ínfimo tiempo que uno tiene en comparación con el trabajo de todo un año. Creo que fueron las vacaciones de mayor provecho en 6 largos años. Más allá de lo que disfruté en su momento, aún hoy, con sólo releer aquellas vivencias, me siento acariciada por una indulgencia relajante.

"El día me saludo deliciosamente frío. Me despertó un llamado telefónico. Un tal Ernesto que contacte hace un par de días, me informaba que el clima finalmente me permitiría remontar los aires en su parapente. Muy a pesar mío, tuve que negarme, ya que los costos me complicaban y ya tenía reservada una cabalgata para la víspera.
Hace unos días, el jueves santo para ser exactos, me subí a un colectivo. Dicho transporte me deposito en los lindes de la cordillera andina el viernes en la mañana. Respire profundamente, y mis pulmones se hincharon agradecidos. Estaba en Bariloche.
Desde entonces, la niña en mi ha renacido... Me dedique a mirar, a ADmirar, a escuchar, a detenerme, a deleitarme. Me perdí por bosquecillos espesos, subí a las cimas de las montañas, y descanse a orillas del lago. Mis entrañas han aprovechado el instante mágico para renovarse.
Llovió mucho, pero eso no fue problema para alguien que gusta de lavar su materialismo en los "riesgos" del agua. Bajo la cortina de plata me dedique a estirar las piernas, en una caminata sin rumbo de unos 6km bordeando un lago profundo. Y una tarde, encontré un quiebre en el tiempo y espacio, sentándome a orillas de las aguas, sobre una roca olvidada. Llene mis oídos de música celta, y deje que mi mirada se perdiera en el paisaje. Tome conciencia de cada burbuja de espuma blanca que cubría las encrespadas aguas, y me deleite infinitamente en las montañas imponentes que hacían frente a un temporal. Las cimas estaban ocultas tras una neblina espesa, y el gris achaparrado del cielo, dejaba un único espacio para que un rayo tenue de sol se volcara directamente sobre una ladera lejana. El verde tímido que despertaba, contrastaba dulcemente con el gris melancólico de la tarde. Mis sentidos se abrieron y mi mente se durmió. Me perdí en un susurro, en un recuerdo, y nunca note la lluvia torrencial que había despertado a mi alrededor. Luego de un tiempo que no podría precisar; la música cesó, y el sonido de las olas contra las piedras, y las copiosas gotitas que castigaban mi sombrero, me devolvieron al mundo medido. Mis ropas eran esponjas hinchadas por la lluvia, y mis manos vestían un rojo amoratado. Pero no sentía frío, ni me molestaba el agua. Respire hondo, y agradecí ese conocimiento silencioso que había penetrado en mi alma. No se que habré aprendido, pero fue bueno. Me sentía en paz. En paz de verdad...
Hoy al mediodía, me subí a un caballo zaino, y me adentre en senderos angostos y ocultos. La vegetación era espesa y rodeaba todos los flancos. El único sonido era aquel de los cascos de los caballos, y el susurro del viento entre las plantas. Cerré los ojos, y vi a los Elfos de Tolkien, viajando tristes y en silencio. Me vi a mi misma en un viaje olvidado, a través de caminos ya perdidos en la gran rueda del tiempo. Me vi como niña, radiante de energía. Una luz brillante que encandilaba con facilidad. Mi alma libero las ultimas barridas de polvo que quedaban, y renació el esplendor de mi hogar interior. Brillaron los verdes y los mármoles, los dinteles de madera y las campanillas. La casa abandonada volvió a ser el refugio reluciente para el viajero cansado... Recupere mis fuerzas, mis ganas, los ánimos, las energías, la voluntad, el deseo, el recuerdo, las sonrisas. La naturaleza cura las heridas. Los momentos mágicos del día, bien aprovechados, nos llenan de regalos invaluables...
El viernes estoy volviendo a Buenos Aires, y mi viaje ya ha rendido sus frutos. No le tengo miedo al futuro, ni a los problemas que esperan en la oficina. Lo que tenga que ser será, y la vida siempre me lleva de la mano. Porque siempre ayuda a aquellos que conocen sus valiosas entrañas.
Por lo pronto vuelvo a pisar firme en mi mundo solitario. Ya no me molesta el silencio, ni mis salones vacíos. Ya recordé que fueron construidos para viajeros premeditados que un día llegaran. Y la espera no debe desanimarme, pues debo llevar una sonrisa en el momento que me sorprendan, pidiendo descanso, un oído y alimento...

... Vuelvo a mi naturaleza, a seguir caminando al lado del lago"

viernes, septiembre 02, 2005

Cavilaciones Nocturnas

Hace algún tiempo (no tanto) traté de dejar por escrito las mil y un preguntas que se hacía mi mente por las noches. Las registré y luego las olvidé, total sabía que iban a volver la noche siguiente... Pero hace poco algunas empezaron a menguar, a transformarse, y tuve que recurrir a este registro para recordarlas... Y noté con sorpresa que muchas callaron en la transparencia de la mirada de alguien especial.
Es increible que una sola persona pueda responder tantos cuestionantes (y tan antiguos) con una sola sonrisa y su increible perseverancia.
Maxi, gracias por acallar mis dudas. Somos pocos, pero somos más fuertes =)

"Soledad en la isla solitaria
Mas alla de la primavera de muchos pétalos
Y el murmullo de calamo y hoja
Secos, volando desde el cielo
En la mañana – nieve sobre el océano dormido
Se derretira en el aire brumoso
Y veras un sueño sagrado
Al recordar un conocimiento perdido
Y en el desierto hallaras
El ultimo tesoro que posees
Invierno de los años, felicidad"


Preguntas sin respuesta... curiosas y siempre presentes...
¿Será acaso una mente en desequilibrio, confundida entre tantos recuerdos que se arremolinan desordenados, en desesperación de encontrar un estante enumerado donde descansar? ¿Será que de tantas encarnaciones, nombres y vivencias, que confluyen en un momento de lucidez y recuerdo, genera el planteamiento de quién es en realidad la que camina ahora a través de su rutina?... ¿A todos les pasa? ¿O sólo a los buscadores de la verdad? A los que no se conforman simplemente con lo que ven. A los que sienten algo dentro, que les dice que hay un significado mas allá de lo que captan. Y esas ideas cínicas que torturan el reposo espiritual; ¿son reguladas por las experiencias o estan planteadas desde la naturaleza de la esencia?...
He pasado por tanto estados, tantas dudas, busque en tantas cuevas, por acantilados y sumergidos bosques espesos. Les pregunte a los árboles, a las aves, a las nubes, a las estrellas... Leí libros de todo tipo, escuche infinitas canciones, camine diversos caminos, probé distintas posibilidades. Siempre en la búsqueda de algo que incluso desconozco. Siempre intentando comprenderme a mi misma, darle sentido a esa sensación de desarraigo y extrañeza. Siempre buscando llenar un vacío que hace un eco terrible, a veces, aquí dentro. ¿Por qué una tarde me parece mas dulce y mullida que otra, por qué me emociona el reflejo tímido de la luna sobre las hojas de los árboles?. ¿Soy la única que siente ese aroma especial en el viento? ¿Soy la única que cree que el mundo suspira y canta?. ¿Hay alguien mas ahí fuera que crea que hay días particulares, en que el mundo se siente en armonía y abraza a quienes lo transitan?. ¿Quién ha sentido como yo, que a veces no hay tiempo, solo un estado de respeto y calma en un atardecer, indiferente a los autos y figuras citadinas que vienen y van inconscientes de la maravilla que en ese momento flota en el aire? Esa sensación de poder tocar cada átomo, una especie de burbuja que envuelve el entorno en un estado que no puedo explicar; algo asi como mullido, tibio, colores pastel y todo eso que manifiesta cierta melancolia y tranquilidad, que semeja un misterio develado y algo familiar, aunque no se tenga la definicion que lo haria reconocible. ¿Alguien ha sentido una presión deliciosa e insoportable en el pecho, que acapara los pensamientos y solo deja lugar para un deseo de volar, de correr, de gritar a todo pulmón? Una necesidad de hundirse los dedos y abrirse un hueco por donde pueda estallar la energía como una luz poderosa e incomparable... La necesidad de estallar uno mismo y volverse parte de todo...
¿Sufro desvaríos asombrosos o soy solamente un ser extremadamente pasional y vulnerable? Si tan solo pudiera entenderlo, si tan solo pudiera considerarlo naturaleza humana, y no ver esos rostros desencajados y miradas acusadoras cuando manifiesto esta indescriptible emoción que domina toda mi existencia. Y esa distancia que establece la diferencia que a veces me hace sentir un color entre las sombras, que me hace creer que vivo en un plano diferente, pero atrapada en un mundo donde todavía hay oídos sordos a la mística esencia de la verdad. Tanta soledad se siente, habitando un mundo que nadie puede entender. Como tener la casa más linda, amorosamente adornada, con el jardín más florido y cuidado, pero sin ningún visitante que pueda comentar sobre mis mármoles brillantes, nadie que se admire frente al rocío plateado que se retrasa sobre mis rosas sonrientes... Cada vez que invito a alguien, su figura parece desvanecer ante la puerta. Y entonces me arrodillo en el umbral, buscando exhaustivamente qué mecanismo misterioso provoca tal desvanecimiento al que quiere trasponer la entrada. Y al no encontrarlo me pregunto; ¿tan feo es mi hogar, amedrentador u oscuro? Y le pregunto a mi madre, la única persona en que confío ciegamente, la única que sé que me dirá la verdad: ¿Mama, porque no entras a mi casa, porque no pisas el mosaico esforzadamente seleccionado? Y ella solo sonríe y me besa, sin una sola respuesta, sin una sola explicación. ¿Acaso me ha respondido y la respuesta fue tan dura que mi obstinado espíritu obro el milagro de una sordera selectiva? ¿Acaso mi morada no es mas que una estructura morbosa y desagradable que en mi locura he pintado de hermosura? Me torturan mis teorías como espadas envenenadas en mi ilusión. Hasta que la luz regresa y sin preguntarme nada mas, uno ambos mundos en mi presente siendo indiferente al eco de mis pisadas en los dominios de la sensibilidad. Y me tranquilizo y sigo esperando a los otros que pueda encontrar en el camino, peregrinos extraños que quizá no me vean como un fantasma enloquecido, y me pidan pasar a tomar un café. Y me cuenten de sus mansiones, y aprecien mis dinteles de roble oscuro y cuidadosamente tallado, el sonido cristalino de las campanillas de nieve que bailan con brisas antiguas. Pero aun así, todo eso es un consuelo basado en una esperanza sin demasiada fe. La fe viene del conocimiento, y a mi conocimiento le faltan respuestas... Y cuantas más respuestas encuentro, mas se incrementan las dudas, como un circulo sin fin que no puede en realidad cerrarse jamás. Paradoja e ironía que me hace pensar que solo falta una letra, o un signo matemático de calculo que me saltee en el desarrollo; que es tan largo e intrincado que nunca termino de revisar por completo. ¿Necesito de un psicólogo para solucionar mis delirios de grandeza y individualidad? ¿O simplemente sin fundamentos he de aceptar tantos huecos en mi teoría? Quizá he de hacer como sabia persona una vez me aconsejo: "No pienses, solo siente... Tu mente es util para el trabajo y resolucion de enigmas de revistas, pero es cinica y enemiga para tu alma. No intentes resolver con ella tus misterios o siquiera comprenderlos... Solo siente"... Pero si fuera tan simple!!! Acallar mi mente es como intentar apagar un incendio con la humedad de un beso. Y aun quizá en masoquismo disfruto mis análisis y planteos, mis vueltas y revueltas, aunque pocas veces obtenga una respuesta. Pues aun vivo esa maravilla de un plano diferente, donde la naturaleza se hace carne en mi sentimiento y a fin de cuentas me siento afortunada por vivir de otra forma cosas tan lindas y poder encontrar en lo pequeño una sonrisa. Quizá alguien mas ahí fuera viva estos planteamientos, quizá alguien también busque respuestas. Y si solo una persona mas se siente extrañamente invadida de misterios y magia, entonces no estoy sola, ni perdida, ni olvidada...
Así es un poquito mi cabeza en noches como esta, no sé si es una mezcla de locura con sentimiento, o si realmente son esquizofrenias. Son simplemente cosas que pienso y que he pensado en algún momento de mi vida. Y cosas que seguramente vuelva a pensar. Preguntas, hipótesis, teorías, analogías y mitologías de una realidad. Muy enredado para tratar de darle forma completa... Voy a buscar alguna película con muchos significados para agotar mi mente de su voluntad analítica y ver si después, exhausta, me deja un ratito sin pensar...

jueves, septiembre 01, 2005

Inevitavilidad

Luego de incontables horas que alimentaron las tumultuosas aguas del tiempo, vuelvo a la serenidad de las letras, a la satisfacción del contacto…
Como bien dijo una vez un gran amigo, las grandes historias nunca se terminan. Hay ciertos problemas que se retardan en el éter como dueños y señores, y nadie puede correrlos fuera de su seno. Hay cosas que forman parte de una ley de existencia y no pueden resolverse, al menos no en si mismas. La forma de superar o solucionar aquellos escollos del camino es cargarse de sabiduría y cambiar nuestra percepción de sus efectos. Aprender la magia de la aceptación, sin caer en el abuso de sus dones y cometer el error de la resignación… Es como que ese equilibrio existe en una finísima milésima de tiempo y espacio. Es como la balanza que nunca se equilibra porque siempre nos pasamos en el calculo. Pero lo más maravilloso es, que con practica se logra. Es como que con el tiempo el ojo se entrena, se vuelve mas intensa la mirada, y un día logramos ver ese quiebre en la línea de los extremos que marca el punto en que debemos pararnos. Y así se aprende a aceptar sin resignarse, y así se alcanza la paz y la armonía con todas las corrientes que rondan este mundo.
Pase mucho tiempo olvidando e ignorando, con mi coraza de optimismo, alimentando, ingenuamente, cuervos en mi interior. Con el tiempo, esa bestia que se gestaba en mi lucha de indiferencia, empezó a volverse borrosa, y un buen día deje de notarla, deje de sentirla y llegue a olvidarla. Y empecé a caminar siempre sonriente, pero atravesada por una espina misteriosa. Y tuve migrañas, y sarpullidos y cansancio sublime. Inocentemente ignorante del porque. Dulcemente sonriente y esperanzada mientras mi núcleo guardaba un batallón de monstruos grotescos… Afortunadamente no sufrí el infortunio de que salieran todos de pronto, ni existió un estallido alarmante que me asolara. Por distintas cuestiones de magias y ternuras de los altos espíritus, las situaciones de la vida me llevan a exteriorizar una a una aquellas creaciones de dolor y poder dominarlas de a poco… Voy aprendiendo a aceptarlas, llorarlas y no volver a ignorar. Así, aquella lucha brutal por la sonrisa se ha vuelto más mansa, ya puedo pelear en pro de santos ideales en vez de luchar contra monstruos que se arrastran en las sombras. Es un interesante proceso, y la vida nunca deja de sorprenderme con sus idas y venidas. Es eterno el camino y uno nunca deja de aprender o crecer, y uno nunca debe dejar de luchar por lo que cree y espera, porque esa es nuestra esencia… Eso es lo que nos hace únicos y valiosos. Creo que eso solo basta, para mí, para enfrentar cualquier fantasma
Como decía mi amigo, es cierto que no existe el cero. Pues toda historia, toda vida, es cíclica. Y todo se comprende en sí mismo… Hay huevo y hay gallina, no importa quien estuvo primero, porque en el fondo ni sabemos si realmente hubo un comienzo, o si siempre fue así. No entendemos que la eternidad se extiende en ambas direcciones. Tenemos la manía de ver la eternidad como un futuro, sin darnos cuenta que es un circulo. No hay fin hacia delante, y tampoco hubo comienzo hacia atrás… ¿Cómo es posible? Eso sí que no puedo responderlo, tratar de entenderlo con estas mentes básicas y limitadas es realmente una perdida de tiempo. Porque no importa cuanto lo intentes, un cuerpo finito no puede abarcar nada que no tenga un limite…Siempre vamos a agregar vueltas al gran engranaje universal. Y nuestra tarea no es lo que hacemos o contribuimos en él, sino lo que hacemos y contribuimos a nuestro interior. Eso es lo único que importa, es lo único que nos llevamos y eso es lo único que se ve afectado: uno mismo... Entender y presenciar ese crecimiento interno, puede contra cualquier inevitabilidad de la vida que sume sombras a nuestra esperanza.