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miércoles, mayo 19, 2010

Bestia

El otro día hablaba, con una de esas personas que son una bendición en nuestras vidas, sobre las cosas crudas que se dicen sin pelos en la lengua. Esas cosas que son como sopapos, sacudones o baldazos de agua en nuestra complaciente rutina. Frases ásperas que no acostumbramos escuchar y que son esenciales para abrir los ojos, salirnos del círculo, hacer un clic importante en la mente entumecida. Ella lo veía como un defecto, yo lo veo como un don. Ella lo reconocía con culpa, yo lo festejo con agradecimiento. Es que es tan importante tener un poco de verdad sin contaminar en la vida, es tan imprescindible contar con la posibilidad de desenmascarar nuestras propias mentiras…

Uno se acostumbra a condenar los vómitos de sinceridad que recibe de terceros porque no siempre reflejan una verdad o porque nacen de intenciones poco inocentes. Porque no todos aceptan al otro tal como es y, por ende, no pueden verlo claramente. Porque en esa versión distorsionada de nuestra esencia vuelcan sus propias pretensiones y sus verdades terminan siendo un exabrupto de prepotencia que no hace otra cosa que sembrar duda y cizaña. Pero si se tiene la fortuna de contar con un amigo que te lee cual radiografía sin intención de pintar sus sueños sobre ella; alguien que tiene la generosidad de tomarte tal cual seas por extraño, complicado o absurdo que parezcas; se verá una enorme diferencia entre su productiva frontalidad descarnada de aquella gratuita e hiriente. Es que ese amigo invaluable pujará siempre por defender la pureza de tu núcleo, aún a costa de su propio sufrimiento al zarandearte.


Ella se juzga una bestia, yo digo que las bestias son nobles y que sus animaladas son la mejor herramienta que puedo tener para seguir avanzando, seguir mejorando y no perderme. Que sus mordidas son la mejor guía para recordarme de qué estoy hecha. Porque las bestias son de esas que no dirán lo que uno quiere escuchar en condescendencia, ni aprobarán tus decisiones inseguras para quedar bien. Son las que se arriesgarán a tu furia negligente opinando sinceramente desde la verdad inalterada que han conocido en tus entrañas, dando el cachetazo certero al autoengaño al que uno suele someterse.

Por eso, brindo por la bestia que se oculta en el corazón honesto y bien intencionado de los afectos irremplazables, por las frases "sin asco" que nos despiertan y nos mueven. Contra sus reparos, las aliento a que nunca dejen de animarse a ser un poco duras y consuelen la pena que queda después de soltar su barbarie sabiendo que esa herida es lo más valioso que nos podrían haber dado. Porque sin ellos, se perdería la esperanza de crecer y superarnos y la oportunidad de reencontrarnos cada vez que nos perdemos demasiado.

5 comentarios:

Perra Latosa dijo...

Es hermoso lo que escribiste. (L) Me siento muy identificada (=P) pero sigo no obstante pensando en que es una bestia...

Nano dijo...

Buenísimo lo que decís. Ojalá todos pensaran como vos sobre esos dichos. Ojalá todos pudieran ver detrás de esa crudeza el amor y la buena intención que hay.

Besitos linda.
Nano.

Connita dijo...

Será que siempre me gustaron más los animales que los humanos u.u
Ayer releí un mail viejito sobre manipulaciones y sólo pude exclamar "Nah! Esta bestia la tiene más clara que Sprite!"
Así que venga una para apapachar ^_^

Connita dijo...

Nano, solo hace falta ser honesto con uno mismo para ver lo bueno de una animalada. Y tarde o temprano, siempre se llega a ese punto.

También hay que cuidar de no confundir bestialidad con agresión, que son cosas muy distintas.

Besitos.

Perra Latosa dijo...

Jajajaja ¡Hiciste los deberes! Así me gusta u.u

Decime...¿notaste el cambio? Cada vez que te pongas en pelotudita te voy a mandar a releerlo ti1

Te quiero mucho!!!!

PD: En un rato voy a contestarle a la impertinente esa =P